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¿Qué es el gas licuado y cuál es su papel en la descarbonización?
31/03/25
Descubre de qué está formada esta energía, cómo se transporta y por qué es una solución eficiente para hogares, industrias y la transición energética.
El gas licuado es una energía versátil, eficiente y sostenible que desempeña un papel clave en la transición energética. Su uso se extiende desde el ámbito doméstico hasta la industria, garantizando un suministro seguro y accesible incluso en zonas rurales y de difícil acceso.
En este artículo, responderemos a las preguntas más comunes sobre el gas licuado para descubrir por qué esta fuente de energía sigue siendo una solución clave en el camino hacia la descarbonización de la sociedad.
El gas licuado es una energía de presente y futuro con mucho recorrido: su origen se encuentra entre los años 1900 y 1912 en Estados Unidos. En Europa, la primera botella se vendió en Francia en 1934. Está formado por una mezcla de gases que se almacena en estado líquido, compuesta principalmente por butano y propano o una combinación de ambos. Esta mezcla se obtiene a través de procesos de refinado o de separación del gas natural, que dan como resultado una energía limpia y que tiene bajo contenido en carbono.
Se trata de un combustible inmediatamente disponible y que, según estimaciones recientes, en España usan alrededor de 8 millones de hogares y negocios. Además, el gas licuado es una energía económicamente competitiva en términos de precio y puede utilizarse sin necesidad de una red de distribución, ya que se transporta y almacena en bombonas o tanques, por lo que no requiere de infraestructuras adicionales.
Una de las características de esta energía es su versatilidad. Aunque uno de los usos más conocidos es como combustible para vehículos, su aplicación se puede extender a múltiples sectores. Por ejemplo, el gas licuado es clave para los hogares, ya que se utiliza para cocinar, calentar el agua y como fuente de energía para equipos de calefacción, neveras, lavadoras o chimeneas, además de ser adecuada para autocaravanas, equipos de camping, barbacoas y otros elementos móviles.
Más allá del ámbito doméstico, es útil en industria, hostelería y agricultura, ya que asegura la generación eléctrica en zonas de acceso más difícil.
El gas licuado es una energía esencial en muchos lugares de España, especialmente en zonas ultraperiféricas y de difícil acceso. Según los últimos datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), la comunidad autónoma que más gas licuado envasado consume es Andalucía (24.064,5 Tm), seguida de la Comunidad Valenciana (14.478,04 Tm) y Cataluña (9.192,74 Tm). En estas zonas existen muchas zonas rurales, donde el acceso al gas licuado es una necesidad.
En España, el 85% del territorio se corresponde a este tipo de áreas, en las que habita un 18% de la población, según datos del World Bank Group. Para garantizar una transición ecológica justa en el medio rural, se debe apostar por la utilización de las distintas tecnologías disponibles, y ahí el gas licuado un papel esencial.
La seguridad del transporte y almacenamiento del gas licuado le permite llegar a cualquier punto del territorio, garantizando un suministro confiable y accesible. Para su distribución, el gas licuado se transporta en estado líquido, mediante camiones cisterna, hasta los puntos de almacenamiento o consumo, ya sea a granel, canalizado o autogas, donde se vuelve a transformar al estado gaseoso.
Además, el gas envasado cuenta con una extensa red de agencias de distribución que cubren toda España, incluidas las regiones periféricas como Canarias. Estas agencias se encargan de trasladar los envases hasta las casas, estaciones de servicio y comercios.
Por otro lado, las infraestructuras de almacenamiento, como depósitos subterráneos, grandes tanques refrigerados y bombonas, aseguran un suministro seguro y adaptado a diferentes necesidades.
Como alternativa energética más limpia y eficiente, el gas licuado juega un papel clave en la descarbonización de la sociedad. Su uso permite reducir las emisiones de NOx y CO2 y genera hasta un 95% menos de emisiones que otros combustibles.
En sectores industriales donde se requieren altas temperaturas, el gas licuado sigue siendo una opción indispensable, ya que otras fuentes de energía no pueden satisfacer estas necesidades con la misma eficiencia. Además, como ya se ha mencionado, su papel es fundamental en zonas rurales y regiones aisladas, donde el acceso a otras fuentes de energía es limitado. Gracias a su distribución flexible, el gas licuado permite que estas áreas también puedan avanzar en la descarbonización.
Así, el gas licuado no es solo una energía de transición, sino una solución de presente y futuro que apoya el camino hacia una sociedad más sostenible y alineada con los objetivos climáticos de España y la Unión Europea.