logo AGL

Garantizar la transición energética fuera de las grandes ciudades con gas licuado

31/10/25

AGL
RURAL

En un contexto de descarbonización, asegurar el acceso a una energía segura y eficiente en todos los territorios, más allá de las zonas urbanas, es esencial. El crecimiento del gas licuado en comunidades como Castilla y León demuestra su utilidad en áreas rurales y periféricas.

Energía segura y accesible también fuera de las grandes ciudades 

cyl2-20251103102220.jpg

En muchas zonas periféricas de nuestro país, aquellas que no forman parte de los grandes núcleos urbanos, el gas licuado representa una solución eficiente para asegurar un acceso fiable a la energía. Los datos más recientes publicados por la CNMC sobre el consumo de gas licuado canalizado demuestran que en estos lugares se trata de una fuente de energía esencial. Por ejemplo, en Castilla y León la demanda de gas licuado canalizado ha crecido un 11,4% en el último año (11.501 toneladas).

Y es que este crecimiento no es anecdótico: confirma que el gas licuado juega un rol importante en la transición energética de toda España, sin dejar a nadie atrás.  

Garantía de suministro donde otras energías no llegan

Las regiones alejadas de los grandes centros urbanos muchas veces carecen de redes de acceso a las energías convencionales. Así, el gas licuado entra en juego, destacando por su versatilidad, ya que puede transportarse y distribuirse sin necesidad de construir grandes infraestructuras, almacenarse localmente, y adaptarse a contextos rurales con menor densidad de población.

Estas características son clave para los territorios periféricos, ya que permite que hogares, pequeñas explotaciones agrícolas, comercios o empresas instaladas fuera de las grandes ciudades cuenten con calefacción, agua caliente, cocina y procesos productivos sin depender exclusivamente de las grandes redes, cuyo despliegue en esos entornos es muy complicado.

Castilla y León es un ejemplo de la utilidad de esta energía de presente y futuro. Todas sus provincias experimentaron aumentos en la evolución de la distribución de las ventas de gas licuado canalizado, con Burgos a la cabeza (21% y 1.835 toneladas), seguida por Zamora (13% y 681 toneladas) y León (13% y 2.262 toneladas). 

cyl3-20251103102220.jpg

Fijar población y apoyar la economía local 

cyl4-20251103102220.jpg

Contar con un suministro de energía fiable y accesible no es sólo una cuestión técnica, sino también de bienestar. Cuando los habitantes de un municipio, sea cual sea su código postal, pueden disponer de calefacción adecuada, agua caliente, electrodomésticos o maquinarias para pequeñas actividades productivas, se favorece que residir en zonas menos densamente pobladas sea una opción viable. En ese sentido, el gas licuado contribuye a que la población permanezca y el tejido local mantenga su dinamismo. Además, empresas locales y emprendimientos rurales obtienen la seguridad energética necesaria para funcionar y crecer.

El gas licuado, al llegar allí donde otras fuentes no pueden hacerlo, ayuda a evitar que la distancia respecto a los grandes centros urbanos se traduzca en una desventaja energética. 

La neutralidad tecnológica, clave para una transición energética inclusiva 

Para que la transición energética sea justa, efectiva y no deje atrás a quienes viven o trabajan en zonas más dispersas, es imprescindible aplicar el principio de neutralidad tecnológica: es decir, utilizar la opción más adecuada para cada contexto, aprovechando las energías ya disponibles.

Sin esta flexibilidad, las zonas rurales podrían verse afectadas por la falta de redes o por los elevados costes de construir nuevas infraestructuras. Sin embargo, el gas licuado permite que la población y el tejido productivo rural no sufran desventajas simplemente por su localización.

El crecimiento del gas licuado en regiones periféricas como Castilla y León no es una mera estadística, es un ejemplo de cómo esta solución energética puede jugar un papel protagonista en el medio rural. Al facilitar cobertura donde las redes fijas no alcanzan y al mejorar la sostenibilidad del suministro e integrar la neutralidad tecnológica como eje central, el gas licuado se vuelve clave para garantizar una transición energética justa e inclusiva. 

cyl5-20251103102220.jpg