Una vez se tienen todos los utensilios e ingredientes preparados, ¿qué rol tiene el gas licuado en la preparación de una buena paella? Sin duda, su principal utilidad es la posibilidad que ofrece de graduar el fuego.
Tal y como nos explica Félix Hernández de La Fallera, “el cocinado a gas nos permite controlar de una manera sencilla la intensidad del fuego, subiendo o bajando su poder calórico en los momentos clave del cocinado. Y al mismo tiempo, nos ofrece la máxima potencia calórica que se necesita en el momento de verter el arroz o al final, para obtener socarrat". Así, se trata de una energía que permite cocinar con más libertad y controlar mejor el fuego.
Por otro lado, el cocinero del puesto de paellas Paella Power, Eduardo Blanco, comenta que en restauración es muy importante poder regular fácilmente el calor de los paelleros de manera rápida y eficaz, ya que solo cuentan con 18 minutos de cocinado por paella. Así, el gas licuado les permite adaptarse a las peticiones de los clientes: "Podemos gestionar realmente el tiempo de la cocción, ya sea más rápido o más lento, y con el gas tenemos la virtud de poderlo gestionar según el requerimiento que tengamos", nos cuenta desde su espacio de trabajo, ubicado en el Mercado de San Miguel de Madrid.
El poder calorífico que se le da a la paella a través del gas no solo afecta al arroz, sino a todos los ingredientes: "El gas te da la oportunidad de desarrollar los sabores. Puedes ir probando los puntos del arroz, de la cocción de las verduras o de la proteína que le estés poniendo y jugar con eso", explica el cocinero.