Una infraestructura pensada para imprevistos y cambios en el modelo energético
En caso de imprevistos, como pueden ser los desastres naturales, o cambios en el modelo energético, el gas licuado es el aliado idóneo.
Gracias a las infraestructuras de compañías como Repsol, DISA o Primagas y a que, como hemos comentado, la mayoría de lo que consumimos es de producción nacional, tenemos un acceso rápido y fácil a sus reservas – que son altas y están ya disponibles – para afrontar imprevistos o cambios en el modelo energético.
En este sentido, cuando el biopropano u otras soluciones energéticas renovables se generalicen, la infraestructura actual podrá hacer frente a la distribución energética de este combustible, sin necesidad de invertir en nuevos recursos y cumplir así con los objetivos climáticos fijados para los años 2030 y 2050.
Además, por sus características únicas, el gas licuado no se deteriora con el tiempo, de manera que se puede almacenar y estará listo para poder consumirse en cualquier momento.
En resumidas cuentas, apostar por el gas licuado como combustible para cualquier uso o circunstancia es apostar por un valor seguro.