Un aliado para el entorno rural y zonas de difícil acceso
Vaya por delante que, en zonas rurales, áreas escasamente pobladas o, incluso, las islas, el gas licuado es la única opción viable en muchos casos.
Por un lado, la red convencional de gas no llega a todos los rincones y, por otro, las energías renovables aún están abriéndose camino, de manera que todavía necesitan un complemento para garantizar el suministro.
Para paliar las bajas temperaturas y el frío de esta época del año, es todavía habitual que particulares y empresas opten por el uso de combustibles tradicionales, para calentar estancias y el agua que emplean. Esto hace que el gas licuado sea la alternativa energética perfecta para estas zonas por su alta eficiencia y versatilidad, además de tener una combustión limpia y baja en carbono.
Las casas rurales son un claro ejemplo de la idoneidad de esta fuente de energía. Se trata de construcciones muy diferentes de, por ejemplo, un bloque de viviendas, lo que hace que determinadas tecnologías habituales en los entornos residenciales de las grandes ciudades no sean una alternativa real para estos edificios. En estos casos, sin importar su ubicación, el gas licuado llega hasta ellas en el formato que necesiten para su consumo y les permite cubrir todas sus necesidades de calefacción, climatización, cocina, energía para electrodomésticos o chimenea y, además, calentar el agua caliente.
Además, en este tipo de entornos también podemos encontrar establecimientos con necesidades muy específicas como es el caso de los balnearios, muchos de ellos situados al pie de ríos o lagos, o apartados de núcleos urbanos. Para cubrir sus requisitos de calefacción, aires acondicionados o climatización de las termas de manera sostenible, el gas licuado es la energía más idónea.